Soy hija de mi tribu: de mi mamá , pero antes de ella de mi abuela, de mi bisabuela, de mi
tataraabuela, cargo la huella genética y el legado de las #mujeres que me precedieron. Mujeres negras, mujeres humildes.
Y
en esa rama más cercana, en esa primera línea consanguínea, puedo decir
que soy la primera graduada universitaria de mi familia. Y ese título
de desvelos y sueños perseguidos se lo debo a mi mamá.
Mi
historia personal, recoge el legado de ella, quien me impulsó a los
libros y a ser todo lo que ella no había sido. Sin presiones, desde el
amor bondadoso. Desde entonces intento honrarla, ser mejor. Superarme a
diario.
Soy sangre, sudor esclavo, amor interracial. Soy periodista, he conocido en mi piel el maltrato, la #discriminación, los prejuicios. Pero nada de eso ha borrado mi sonrisa y no lo harán jamás.
Ahora
también soy madre y el mundo ha tomado otra óptica, sé de noches de
desvelos, de sentir tu corazón latiendo fuera. Entonces intento romper
todo un ciclo de machismo desde la crianza de mi bebé.
Cobra
vital importancia mi autosuperación. Quiero ser la voz de mis
antepasadas, de las mujeres más bellas que he conocido, quiero que las
historias de esas que no tienen voz porque han decido callar o porque
las han silenciado, sean contadas en mis letras. Y a la vez terminar
siendo su voz, quiero practicar la #sororidad y el #amor, porque esa es la única forma de ganar esta guerra.
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